Gnomos


Los gnomos son identificados como Espíritus de la Naturaleza o Elementales cuyo origen, según algunas leyendas del norte de Europa, se remonta al origen de la Tierra misma, cuando los responsables de las piedras preciosas y los metales los colocaron bajo la superficie terrestre. De ahí que las mitologías europeas y ciertas doctrinas cabalísticas identifiquen a los gnomos como los genios elementales de la Tierra con una aguda comprensión de todos los aspectos del cosmos, que viven en el subsuelo cuidando de los tesoros subterráneos, como los metales, las piedras preciosas y los minerales como el oro y la plata.

Hasta ahora sigue siendo incierto el origen de la palabra Gnomo; sin embargo, se piensa que se deriva del griego gignosko que significa “aprender y comprender”, aunque puede también derivarse de genomós otra palabra griega que significa “terrestre”; hay quienes afirman que la palabra se deriva del latín medieval gnomus. Sin embargo, la teoría más aceptada nos indica que la palabra gnomo fue empleada por el alquimista, médico y astrólogo suizo Paracelso quien en su obra Liber de numphis, sylphys, pygmaeis et salamandris et caeteribus spiritibus explica la existencia de 4 seres relacionados con los 4 elementos: agua (ondinas), tierra (pigmeos), fuego (salamandras) y aire (silfos); a los pigmeos o seres de tierra los llamaba en latín gnomus.

De esta manera los gnomos son unos seres diminutos de aproximadamente 12 cm de estatura, que suelen tener la fisonomía de los pobladores del país donde viven, por ejemplo, un gnomo habitante del subsuelo en Japón, tendrá los rasgos de un japonés. Sin embargo, su forma puede variar aún más, la piel puede ser roja, verde, blanca o morena de textura lisa o cubierta de pelos, con grandes orejas alargadas. Visten ropa ceñida a sus cuerpos y llevan gorras verdes para camuflarse con el follaje. Se alimentan de vegetales, en especial cereales y raíces, aunque durante sus festividades comen salchichas en grandes cantidades; beben agua, miel y cerveza de excelente calidad que ellos mismos fabrican.

Una de sus principales características era su gran sentido del humor que los llevaba a vivir cientos de años, por lo que en un principio eran seres nobles y traviesos; con el tiempo y gracias a que la avaricia de los seres humanos los fue desplazando de sus terrenos, se hicieron malos. Cuando los mineros comenzaron a explotar sus terrenos destruyeron colonias enteras e hicieron la vida de los gnomos imposible, lo que los obligó a emigrar hacia la superficie; de esta manera, en la época del Rey Arturo, surgieron los “gnomos superficiales”, estableciendo colonias entre las raíces de los árboles de los bosques europeos cuya penumbra era muy similar a sus antiguas casas del subsuelo. Esta clase de gnomos tuvo una nueva misión: cuidar de los bosques y los animales que eran presa fácil de los cazadores y leñadores.

Desafortunadamente, esta nueva misión también fracasó por la ya conocida avaricia humana que iba destruyendo a su paso los bosques, lo que nuevamente obligó a los gnomos a emigrar a tierras cada vez más alejadas de los seres humanos, en busca de una nueva vida. Los pocos gnomos que quedan en los bosques rara vez se dejan ver, algunos de ellos tratan de ayudar a los humanos regalándoles algo de su comprensión y conocimiento; otros, los más malvados, disfrutan haciendo travesuras a los hombres.


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